En nuestra sección de facial ya hacíamos una puesta en valor de las necesidades de cada tipo de piel. Saber tu tipo de piel es necesario para seguir una rutina de cosmética facial que sea buena para ti.
La elección del tratamiento dependerá de tus necesidades, y no al revés, ya que por supuesto no es lo mismo tener la piel mixta que la piel sensible. Por ello, te recomendamos que antes identifiques bien tus necesidades según a tipología de la piel de tu rostro para poder encontrar el tratamiento perfecto para ti.
Si tienes la suerte de tener este tipo de piel, has de saber que es el tipo de piel más agredecido en cuanto a que no presenta complicaciones como irritación o rojeces.
La hidratación de este tipo de piel es bastante equilibrado y tienes, por tanto, un amplio abanico de cosméticos faciales, con o sin aceite, escogiendo siempre con el que te sientas más cómoda o cómodo.
La piel seca tiende a la pérdida de hidratación porque retienen líquidos en las capas superficiales de la piel. Se caracterizan por ser tirantes y finas. Las pieles secas, no suelen tener imperfecciones o granitos porque no generan sebo.
En este caso, hay que evitar productos de cosmética facial que contengan fragancia, colorantes o limpiadores agrsivos. Hay que emplear cremas más específicas que hidraten y sean favorables para este tipo de piel.
Este tipo de piel genera un exceso de sebo en mayor o menor medida, sobre todo en zonas determinadas como la frente o la barbilla.
En este tipo de piel, los poros están un poco más abiertos de lo normal por lo que se suelen crear granitos, puntos negros o espinillas. Es importante que optes por productos sin aceites y de textura matificante.
La piel sensible es el tipo de piel más delicado porque se irrita y reseca si se ve expuesta a agentes externos agresivos como el alcohol o fragancias fuertes. La piel sensible no es un tipo de piel que te exima de tenerla grasa o seca, por lo que es súper importante poner especial cuidado en el tipo de producto que se usa.
En este caso, es muy importante que pongas mucha atención en los componentes de los cosméticos faciales que estás empleando. Fíjate en su composición y si tienes piel atópica lo mejor es que consultes bien si puedes usarla.